El niño y los perros

 

Eva Hornung. El niño perro (Salamandra)

Los radiadores estaban fríos. Apartó la mano bruscamente, como si quemaran.”

Resulta doloroso adentrarse en cómo piensa un niño de cuatro años que se queda solo en un piso de una gélida Moscú esperando a su madre que nunca regresa. Con sus cavilaciones prácticas para calcular de cuánta comida dispone y para resistirse al impulso de salir los primeros días, comienza la historia del pequeño Romochka contenida en El niño perro, novela de la autora australiana Eva Hornung. Basándose en la historia real de Ivan Mishukov, un niño moscovita que vivió con una manada de perros durante dos años, el libro evoca los siempre cautivadores casos de niños salvajes criados en aislamiento de la humanidad o en la naturaleza o entre animales.

Romochka, una especie de Romulo contemporáneo y urbano, encontrará cobijo, alimento, amistad y cariño incondicional en una manada de perros callejeros que lo acogen en su guarida y con los que logrará sobrevivir al invierno y al hambre lejos de la crueldad y la indiferencia humanas que le habrían abocado a las drogas y la violencia sexual y muy probablemente a la inanición y la muerte.

Sin embargo, podía hacer muchas cosas de las que ellos eran incapaces: para empezar, acariciaba a Mamochka mientras mamaba.”

En las crónicas clásicas sobre niños salvajes se suelen reflejar algunas tendencias recurrentes de las personas que se hacen cargo del menor encontrado o, más bien, capturado. Todas ellas tienen lugar en la historia de Romochka: el gran interés en tratar de comprender qué fue lo que ocurrió, la fascinación por poner a prueba sus capacidades y su nivel de inteligencia, la intriga sobre a qué edad sufriría el abandono, las preguntas interminables – si tiene lenguaje, ¿cómo pudo conservarlo?, si no, ¿sufría algún retraso y por eso fue abandonado?, ¿se perdió o lo abandonaron?, etc -.

Pero entre todas las posibles reacciones a la evidencia de que un niño ha podido sobrevivir sin presencia humana adulta, las que nunca faltan son el irrefrenable afán de humanizarlo y el esfuerzo por retenerlo contra su voluntad – Víctor de Aveyron se escapaba a la mínima oportunidad y así lo hará nuestro Romochka – dando por sentado que su regreso a vivir con humanos es lo mejor para el menor.

Romochka no fue capaz de mantenerse alejado del metro mucho tiempo. Andaba con precaución desde su secuestro, pero sentía una curiosidad insoportable.”

Muchas de nuestras certezas humanocéntricas quedan en entredicho ante la historia de Romochka y la ternura de su familia canina. El relato de la incursión del pequeño en la vida perruna y de la adaptación de sus habilidades humanas tanto para sumergirse en una nueva comprensión de la realidad – más sensorial e intuitiva – como para explorar la ciudad y conseguir ropa y comida y mantenerse alejado de los humanos, se sucede en la escritura de Eva Hornung de manera trepidante, a medio camino entre la novela de aventuras y un thriller de supervivencia que en muchos momentos hace a quien lee contener la respiración.




Eva Hornung (Bendigo, 1964) es una escritora australiana. Por su novela El niño perro recibió en 2010 el Prime Minister’s Literary Award. También es activista por los derechos humanos y cofundadora de la organización Australians against racism.

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