¿Censura dicen?
Rebecca
Solnit. Los hombres me explican cosas (Capitan
Swing)
“La
credibilidad es una herramienta de supervivencia”
Nunca
falta quien, ante críticas hacia productos culturales (cine, libros,
música) por sus mensajes machistas o sexistas o por la ausencia de
representación femenina o por su distorsión en ésta, pone el grito
en el cielo alertando del riesgo de censura. Sería gracioso si no
fuera tan triste.
En
Los hombres me explican cosas, un compendio de pequeños
ensayos críticos y ácidos sobre cuestiones relativas a las mujeres
y a su lugar en el mundo, Rebecca Solnit desgrana las múltiples
formas en que se nos educa a las mujeres en una perpetua inseguridad
sobre nuestras capacidades y a los hombres en una sobredimensionada
confianza en su grandeza y poder.
El
famoso término mansplaining, el hecho frecuente de que un hombre
explique a una mujer algo que ésta no ha preguntado o dé por hecho
de antemano que sabe más que ella, incluye muchas otras formas de
silenciamiento o inferiorización del discurso de las mujeres más
allá de la actitud condescendiente a la que popularmente se refiere
su uso. La autora del libro explica variantes de este fenómeno
aunque asegura que no fue ella la creadora del vocablo.
También
es mansplaining que la historia de la literatura, de la filosofía o
del arte hayan recogido casi exclusivamente obras de hombres y su
punto de vista y hayan arrinconado sistemáticamente las de las
mujeres. ¿Acaso no es esa una censura histórica, sangrante?
También
es mansplaining que nos digan qué es y qué no es violencia sexual y
cómo debemos ir vestidas y dónde o no podemos estar para evitar que
nos violen, por ejemplo. ¿A esa cómo la llamamos? ¿Censura?
¿Dictadura?
“ Decirle
a alguien, categóricamente, que él sabe de lo que está hablando y
ella no, aunque sea durante una pequeña parte de la conversación,
perpetúa la fealdad de este mundo y retiene su luz”
Cuenta
Solnit en su libro cómo Rachel Carson, la autora de Primavera
Silenciosa, fue tachada de histérica y emocional por alertar
contra los peligros químicos y medioambientales que hoy han
resultado más que constatados. Quienes así despreciaron su trabajo
fueron periodistas y tal vez medios apoyados por empresas químicas
contra las que Carson arremetía pero fueron también científicos,
sus propios compañeros de profesión que dieron mayor credibilidad
al prejuicio sexista que a su perfectamente validada investigación.
Así que la censura científica también existe y tiene mucho de
mansplaining cuando se ejerce contra las mujeres.
En
el capítulo titulado El síndrome de Casandra
Solnit describe el silenciamiento de las mujeres como una serie de
círculos concéntricos que comienzan, desde lo más subjetivo, por
la quebrada autoestima que se nos inculca junto con el temor a hablar
y continúan con grandes esfuerzos por acallar la voz de las que
persisten en intentarlo. El último de los círculos serían todos
aquellos mecanismos que hacen que hasta las que sí han sido capaces
de elaborar un discurso (léase obra literaria, artística,
científica, política) sufran un fuerte descrédito ellas mismas o
su obra. La escritora Joanna Russ escudriñó magistralmente en su
libro Cómo acabar con la escritura de las mujeres este tipo
de silenciamiento tal y como se ha dado en la historia de la
literatura.
“Generaciones
de mujeres han escuchado cómo se les repetía que deliran, que están
confusas, que son manipuladoras, maliciosas, conspiradoras,
congénitamente mentirosas, o todo a la vez: podríamos llamarlo el
Síndrome de Casandra.”
¿No
son estos círculos concéntricos que dibuja Solnit una censura
profunda y sistemática? Lo son. Son censura tanto íntima como
pública, tan individual como colectiva y tan histórica como actual.
¿Censura
dicen? Que no nos expliquen a las mujeres lo que es la censura, por
favor.
Rebecca
Solnit
(San Francisco, EEUU, 1961)es una historiadora, escritora, editora y
activista. Es autora de más de veinte libros sobre diversos temas
como feminismo, medioambiente
o
historia indígena. En español, además de Los
hombres me explican cosas (2016),
se puede encontrar su libro Wanderlust:
una historia del caminar
(2016, Capitán Swing). Es colaboradora de medios como la revista
Harper y The Guardian. Ganadora en 2018 del Kirkus Prize
for Nonfiction por su obra Call
them by their true names.
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