El harén bajo la piel
Fatema
Mernissi. Sueños en el umbral (quinteto)
“Despertaría
al amanecer si pudiera ir a pasear por la mañana temprano, cuando
las calles están desiertas. A esa hora la luz debe de ser azul, o
quizás, rosada, como la del crepúsculo. ¿De qué color será la
mañana en las calles desiertas y silenciosas?”
¿Qué
imagen de si misma se construye una niña que se cría en un harén?
Donde las puertas son fronteras infranqueables sin el permiso del
hombre y el propio cuerpo ha de ocultarse y la propia libertad queda
confinada al interior de sólo algunas estancias de la casa, creció
Fatema Mernissi y con ella su mirada investigadora y su hambre
insaciable de preguntarse y preguntar.
“En
cuanto uno sabe lo que está prohibido, lleva el harén en la cabeza,
grabado bajo la frente y bajo la piel.”
Y
así, el ritmo del relato está marcado, a lo largo de todo el libro,
por un afán irrefrenable de comprender. ¿Qué es un harén? ¿Por
qué la frontera, “hudud”, es a veces visible y otras veces
invisible? ¿Por qué son las normas tan crueles con las mujeres?
Varias
mujeres que acompañan la infancia de Fatema serán referentes
contradictorios para su perplejidad. Su madre, habiendo cumplido
escrupulosamente su papel de esposa en el harén, se rebela contra su
condición a través de la educación de su hija y le enseña a
respetar las reglas al mismo tiempo que le trasmite que son injustas
y fuente de infelicidad y sufrimiento.
“Tú
vas a transformar este mundo, ¿verdad? Vas a crear un planeta sin
muros y sin fronteras, un mundo en que los guardianes de las puertas
hagan vacaciones todos los días del año.
Largos
silencios seguían sus comentarios, pero la belleza de sus imágenes
persistía y flotaba en el patio como perfumes, como sueños.
Invisibles, pero de una gran intensidad.”
Sus
conversaciones con Yasmina, esposa de su abuelo en un harén rural en
el que no había muros y las mujeres podían montar a caballo y
pasear sin cubrirse con el velo, le llevarán a despejar algunas
dudas y a plantearse nuevos interrogantes.
“Aprenderás
idiomas extranjeros, tendrás pasaporte, devorarás libros y hablarás
como una autoridad religiosa (…) Por eso no quiero que te
concentres continuamente en las fronteras y las barreras. Quiero que
te concentres en la diversión, la alegría y la felicidad. Ése es
un buen proyecto para una señorita ambiciosa.”
La
tía Habiba es otra de las mujeres que viven en su casa, en el piso
más alto donde se alojan las mujeres viudas o divorciadas, donde las
habitaciones son más sencillas y las normas más relajadas. Las
historias inventadas por tía Habiba y contadas durante horas, a
veces días, en aquellas estancias alejadas de lo prohibido, serán
para Fatema un oasis de sueños posibles y realidades inimaginables.
“Cuando
te ves atrapada, desvalida tras los muros –decía tía Habiba--,
sueñas con escapar. Y la magia surge cuando entiendes ese sueño y
haces que las fronteras se desvanezcan. Los sueños pueden cambiar tu
vida y, a la larga, el mundo. La liberación empieza con esas
imágenes que danzan en tu cabecita y puedes transformar esas
imágenes en palabras . ¡Y las palabras no cuestan nada!”
Hay
en su memoria una intensa presencia de los lugares físicos: el
patio, las columnas y el cielo que desde allí se ve, las
habitaciones de arriba, la terraza que permite contemplar el mundo y
las estrellas, las puertas que son frontera entre la casa y la
ciudad; y de su cuerpo y del cuerpo de las mujeres: el velo, las
ropas, los aceites y perfumes, las danzas, el cabello, la piel…. La
casa y el cuerpo percibidos por Fatema como frontera entre lo
prohibido y lo permitido. La casa y el cuerpo vividos como lugares
definitivos de toda prisión y opresión.
Todas
las mujeres de su relato, tanto las que la animan a escapar de la
tradición como aquellas que desconfían de las ideas rompedoras de
su madre y su tía Habiba, todas avivarán su rebeldía y sus ganas
de liberarse y explorar el mundo más allá del cuadrado de cielo del
patio del harén.
“Deslumbraría
a las multitudes árabes que me contemplarían pulcramente sentadas
en hileras y les explicaría qué significaba ser una mujer
embriagada de sueños en una tierra que aplasta tanto los sueños
como a quien sueña. Les haría lamentar las oportunidades
desperdiciadas, los cautiverios absurdos, las ilusiones destrozadas.
Y entonces, cuando estuvieran en la misma longitud de onda que yo,
cantaría los prodigios de la exploración personal y la emoción que
provocan los arriesgados saltos a lo desconocido.”
Fatema
Mernissi (Fez, 1940- Rabat, 2015) fue una socióloga, politóloga y
escritora feminista marroquí que reflexionó en sus obras sobre el papel de las mujeres en el Islam. Algunas de sus obras más
destacadas son Marruecos a través de sus mujeres(1990),
El harén político: el profeta y las mujeres(1992),
y Sultanas olvidadas (1997).
Recibió el Premio Príncipe de Asturias de las Letras en el año
2003.
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