Que mi voz sea tu voz

                                      

Isabel Allende. Paula (Plaza & Janés)

Hasta ahora no he compartido mi pasado, es mi último jardín, allí donde ni el amante más intruso se ha asomado. Tómalo, Paula, tal vez te sirva de algo, porque creo que el tuyo ya no existe, se te perdió en este largo sueño y no se puede vivir sin recuerdos.

¿Quién seré yo sin ti?, parece preguntarse obsesivamente Isabel Allende entre las líneas de Paula. Escrito durante el proceso de coma irreversible de su hija a lo largo de un año, Paula no es un relato novelado ni tampoco una autobiografía al uso. Podría decirse que es un diario personal de ese momento o una larga carta de despedida o un homenaje a su hija. Parece decirle: esta soy yo, Paula, esta he sido y esto es todo lo que tengo para darte porque ya no sé quién seré si tú me dejas. Así que le brinda su memoria con la esperanza de que la pesadilla termine y Paula no se sienta perdida al despertar. Es tan íntima su escritura que ni siquiera suena demasiado a Isabel Allende. Suena a una madre desesperada escribiendo como quien se aferra a lo que tiene más a mano para no caerse. Y lo que tiene más a mano son sus recuerdos.

Mi infancia fue un tiempo de miedos callados: terror de Margara, que me detestaba, de que apareciera mi padre a reclamarnos, de que mi madre se muriera o se casara, del diablo, de los juegos bruscos, las cosas que los hombres malos pueden hacer a las niñas. No se te ocurra subir al automóvil de un desconocido, no hables con nadie por la calle, no dejes que te toquen el cuerpo,...”

Mientras que los capítulos dedicados al diario de la hospitalización de su hija están envueltos en un aire de presente acuciante, de urgencia no resuelta, los pasajes en que rememora su vida – su infancia de niña inquieta y creativa, su juventud de madre y esposa, el golpe militar y la dictadura chilena y su inesperado éxito literario que le cambia la vida – resultan un bálsamo que alivia, una ensoñación placentera en medio de la tragedia.

¿Puedo vivir por ti? ¿Llevarte en mi cuerpo para que existas los cincuenta o sesenta años que te robaron? No es recordarte lo que pretendo, sino vivir tu vida, ser tú, que ames, sientas y palpites en mí, que cada gesto mío sea tuyo, que mi voz sea tu voz.”

Todo el libro tiene un sabor a despedida. La escritora se despide de su hija, o al menos de la hija tal y como era hasta que enfermó, y se despide de sí misma preguntándose si será capaz de volver a escribir.
Habla Isabel Allende en un tono de voz inaudito para sus lectoras, haciendo confesiones como si se dirigiera a una amiga muy querida y por eso Paula es un enorme regalo.




Isabel Allende (Lima, Perú, 1942) es una escritora chilena autora de una extensa obra narrativa de la que algunos de los títulos más célebres son Cuentos de Eva Luna y La casa de los espíritus (llevada al cine en 1993). Entre la numerosa lista de premios que ha recibido destaca el Premio Nacional de Literatura de Chile con que fue galardonada en 2010.


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