Escribir como salvación
Janet
Frame. Un ángel en mi mesa (Círculo de lectores)
"Si
no podía sobrevivir en el mundo de los que escriben cuentos, ¿Dónde
iba a hacerlo?"
Hace
muchos años, tal vez más de veinte, vi en algún ciclo de cine por
casualidad la película de Jane Campion Un
ángel en mi mesa (1990). No recuerdo mucho de la película
pero sí que me fascinó la historia de esta escritora, Janet Frame,
que escapó de una forma muy literaria de una operación de lobotomía
que la habría dejado de por vida ingresada en una institución
psiquiátrica en la que había permanecido extensos periodos a lo
largo de 8 años (entre sus 20 y sus 30 años). Un doctor que la
atendía en aquel momento supo que uno de sus relatos acababa de
recibir un premio literario nacional y tuvo la lucidez de suspender
la operación ya programada y prescribir su alta del hospital.
La
película, que luego supe que sirvió para relanzar la carrera
literaria de la autora y su reconocimiento nacional e internacional,
narra ese momento de la vida de Janet Frame y su viaje por diferentes
lugares de Europa como un auténtico renacer de la escritora hacia su
propia escritura y hacia el mundo. Pero el libro, que es en realidad
la publicación conjunta de las tres partes de su autobiografía (To
the Is-land, An
angel at my table y The
envoy from Mirror City), constituye su autorretrato
completo desde su niñez.
Nos
muestra desde dentro el hogar, muy humilde, y la pobreza en que se
crió, la extrañeza de su propio cuerpo, su pelo rizado y pelirrojo
que es considerado raro y feo en su entorno y, más adelante, sus
dientes minados de caries que le hacen dejar de sonreir o taparse la
boca para hablar.
Partiendo
de este contexto, y a través de diversas tragedias familiares, la
narración de sus recuerdos sumerge a quien la lee en abismos de
soledad que se perpetúan, transformándose, a lo largo de toda su
vida.
La
autora parece escribir desde un territorio frontera entre la lucidez
y la locura en el que logra sobrevivir por medio de la poesía y la
palabra. Sus poemas abundan en metáforas al respecto y el propio
título de la primera parte (To the Is-land, Hacia la tierra del Es,
Hacia la tierra del Ser) deja ver esa exploración del lenguaje que
se convierte en casi una reflexión metafísica sobre la realidad y
la imaginación y que de diversos modos está presente hasta el final
de la obra.
La profundidad y franqueza con que nos entrega los detalles más íntimos de su vida emocional son de una valentía y una generosidad inusitadas e invitan, como los grandes clásicos, a mirar el mundo desde otra mirada, con otra mente.
Janet Frame fue una novelista y poeta neozelandesa nacida en 1924. Su primera obra fue Los buhos no lloran y otras de sus novelas más célebres son Rostros en el agua y Pajaros de lluvia.Su nombre sonó a menudo como posible candidata al Premio Nobel de literatura pero nunca llegó a recibirlo. Murió en Dunedin en 2004.
Coincido contigo; yo también conocí su obra hace bastantes años ya y quedé fascinada por la fuerza, por la valentía y la sensibilidad turbadora de su prosa. Sin embargo quedó olvidada o relegada por las sucesivas lecturas que, es cierto, son producto en su mayoría, de artistas masculinos.
ResponderEliminarGracias de nuevo por brindarnos esta oportunidad para descubrir, reencontrar o simplemente conocer y bucear en el enriquecedor universo de la mujer creadora.
Me apunto las referencias y sé que aprenderé y disfrutaré leyéndolas.
Gracias, Mª Luisa, me hace mucha ilusión que se conozca la obra de esta autora, a mi me parece muy grande y espero que te sirve el blog para descubrir otras. ¡Hasta pronto!
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